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Jesús de Perceval. Virgen de las uvas.

Actualizado: 18 may 2018


El Museo de Arte ‘Doña Pakyta’ duplica durante varias semanas su sección ‘la obra invitada’. Si hace veinte días se inauguraba la magnífica ‘Santa Casilda’ de Francisco de Zurbarán, que se podrá visitar hasta el 17 de junio, hoy ha hecho lo propio una nueva pintura invitada, ‘La Virgen de las Uvas’ de Jesús de Perceval, que se podrá visitar hasta el próximo, 3 de junio, perteneciente a la colección de Francisco Salmerón, y que se enmarca dentro de las actividades programadas en los museos en la ‘Primavera Cultural’ del Área de Cultura, Educación y Tradiciones del Ayuntamiento de Almería.

El concejal responsable del área, Carlos Sánchez, ha animado “a los almerienses y quienes estén en la ciudad a disfrutar de esta excepcionalidad que supone sumar dos obras invitadas a la colección permanente del Museo de Arte Doña Pakyta y además con dos autores de la talla de Perceval y Zurbarán.

En esta ‘Virgen de las Uvas’, Jesús de Perceval no es todavía el que vamos a conocer después, sino que es aquel Perceval que está enamorado del Renacimiento, que va a ser la base de toda la escuela indaliana.

Además, destaca, ofrece una parte de la creación de Perceval no tan extendida, “presenta algo distinto a lo que tenemos en el Museo de Arte ‘Doña Pakyta’ de Perceval, que es su creación más indaliana. Está muy influenciada por el tiempo en el que se hizo, ya que en esos años está realizando una labor como escultor magnífica, está preparando las imágenes de la Semana Santa de su tiempo, y eso se deja ver bien en la obra. Hay un volumen y una corporeidad en la Virgen y al niño que hace ver esa conexión entre pintor y escultor”, aclara.

La obra fue expuesta por Perceval, fuera de concurso, en la Exposición Nacional de Dibujos, Caricaturas y Fotografías organizada en Granada en junio de 1941 y no se había vuelto a exponer en estos setenta años posteriores. En esta intimista escena, de la que el espectador se siente cómplice gracias a la mirada del niño, presenta el artista, partiendo de prototipos italianos y flamencos, a la Virgen, joven y ensimismada, con el niño en brazos, siendo éste quien, con extrema delicadeza, sostiene entre sus dedos un racimo de obras doradas. Un símbolo de la riqueza agrícola de Almería que era entonces representado por primera vez por el joven artista, entonces con 25 años, tal y como confesase años después en las páginas de Yugo.

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